La enfermedad nos hace ser más auténticos, sinceros y empatizar con los que sufren, nos hace a la vez ser más humanos; cabe por lo tanto, la posibilidad de entender la enfermedad más que como una serie de síntomas que deberíamos evitar a toda costa, como una oportunidad de crecer, cambiar, evolucionar, completarse o integrarse, como una oportunidad de llegar a ser todo lo que somos.
Hay ocasiones en las que haber padecido dolor nos hace sensibilizarnos con el dolor de los otros, y encontrar ahora la manera de poder ayudarlos, aprendiendo a darles lo que nos gustaría haber recibido a nosotros, e infundir valor a esas personas que están pasando por las enfermedades que nosotros ya conocemos y hemos experimentado como propias.
Además nos hace comprender que todo nuestro sufrimiento tenía un sentido si aprendemos a transformar nuestro dolor en un trabajo creativo o de ayuda a los demás. (Es cuestión de trascender... oración continua, dejar que los médicos hagan lo que tienen que hacer y de lograr conciencia -conocerse a sí mismo- profunda de lo que somos).
Si bien es cierto, en la medida que se supera o se vence la enfermedad, te estas dando una oportunidad de vivir, de existir con resiliencia.
Si bien es cierto, en la medida que se supera o se vence la enfermedad, te estas dando una oportunidad de vivir, de existir con resiliencia.