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domingo, 23 de octubre de 2016

Cultiva y alimenta tu interior

UNDÉCIMO

La vocación y la profesión son vocablos completamente distintos. El primero está más relacionado con lo que te gusta, tu sentido en la vida, mientras que el segundo es un término utilizado de manera general, para hacer alusión a la ocupación, oficio o actividad de una persona. 

La profesión es el empleo o trabajo que alguien ejerce y por el que recibe una retribución económica. Por lo general, las profesiones requieren de un conocimiento especializado y formal, que suele adquirirse en Centros de educación superior. Aquel que ejerce una profesión se conoce como profesional, ya que ha cursado estudios superiores y cuenta con algún certificado o diploma que avale su competencia para desempeñar un puesto en particular.

La vocación, en cambio, es aquello que te agrada y que bien puede consistir tus múltiples experiencias, teniendo en cuenta tus valores personales, las cuales dan sentido y dirección a tu vida. Puede afirmarse que la vocación es la pasión voluntaria de una persona por realizar alguna actividad, ya que al hacerla, ésta le retribuye un sentimiento de realización y de satisfacción con el trabajo cumplido.

En el momento en que descubras tu verdadera vocación tendrás la oportunidad de hacer de tu futuro profesional el mejor posible para ti. Lo importante es elegir el camino a seguir según tus habilidades y preferencias, sin interesar la línea profesional que elijas, ya que tu personalidad debe ser acorde a la labor que decidas realizar por el resto de tu vida.

Sin embargo, se unen dos términos más a la vocación y a la profesión, y son, el oficio y el hobby.

El oficio es una actividad laboral que requiere el dominio de una habilidad específica. Por ello muchas veces se lo asocia con actividades físicas (albañil, masajista, mecánico) o que no implican un trabajo físico (consultor, dibujante, peluquero).

Un oficio no requiere necesariamente estudios formales, y se puede adquirir el conocimiento a través de cursos o programas informales ya que su aprendizaje se da en la práctica. La única forma de que aprendas un oficio es haciéndolo. No importa cuánta teoría estudies sobre cómo cocinar, si no practicas no dominas la habilidad. 

Algunas profesiones se originan como oficios y, a medida que se perfeccionan, se convierten en profesiones. Por ejemplo, no hay una profesión que habilite a alguien para ser coach sino que es un conocimiento que se adquiere en la práctica. Sin embargo, puede ser que se formalice un proceso de enseñanza de esa actividad y se convierta en una carrera de estudios superiores.

El hobby, en cambio, es una actividad que se realiza por placer durante el tiempo libre y su valor reside en el entretenimiento de quien lo ejecuta. No busca una finalidad productiva y por ella no se recibe una retribución económica, pero si para la calidad de vida.

Una misma actividad puede ser una profesión o un hobby, por ejemplo jugar fútbol. Lo que diferencia a un amateur (aficionado) de un profesional es que su motivación es el amor o la pasión por una cierta actividad y no el fin de ganar dinero por realizarla, aunque se ame aquello por lo cual le pagan. Sin embargo, un amateur puede ser tan hábil como un profesional.

Para tener en cuenta:

  • Toda profesión tiene algo de oficio, en tanto ejercer esa profesión implica aprender en la práctica.
  • Todo oficio puede ser realizado de una manera profesional, si se lo realiza con calidad.
  • No toda vocación debe transformarse en un oficio o profesión, sino que puede canalizarse como un hobby si se encuentra satisfacción en su realización, independientemente de lo que obtengas a cambio.
Ante la nueva decisión de un futuro promisorio, no se equilibrará el sueño con el querer, sin antes hacer del presente algo tan propio, que incida en ser feliz, para sentirse realmente realizado y motivado a alcanzar los propósitos que se han planteado.

Una de las acciones que encierra muchas más, es la capacidad de asombro, a su vez es una habilidad y un don, que permite reconocer, apreciar las maravillas de la creación y el entorno que nos rodea en nosotros. Hace que la conciencia física o intelectual, se aprecie desde el paradigma, es decir, ver de manera distinta, sentir con el alma y nuestro cuerpo emita las vibraciones, de maravillarnos, de lograr que las cosas cotidianas despierten nuestra curiosidad o nuestra atención, por lo tanto:

Comienza el día cantando, la música es alimento para el espíritu. Canta cualquier cosa, así estés desafinando, pero canta. Cantar dilata los pulmones y abre el alma para todo lo bueno que la vida le ofrece. De lo contrario, escucha música y déjate llevar por ella.

Ríete de la vida, ríete de los problemas, ríete de ti mismo. La gente comienza a ser feliz cuando es capaz de reírse de sí misma. Ríete de las cosas buenas que te suceden. Ríete abiertamente para que todos se puedan contagiar de tu alegría. No te dejes abatir por los problemas. Si procuras convencerte que estás bien, vas a terminar convenciéndote que realmente lo estás, y cuando menos lo pienses te vas a sentir bien.

El buen humor, así como el mal humor, se contagian. Si estás de buen humor, las personas a tu alrededor también lo estarán y eso te dará mas fuerza. Lee cosas positivas. Lee buenos libros, lee poesía, porque la poesía es el arte de avivar el alma. Lee romances, historias de amor, o cualquier cosa que haga reavivar tus sentimientos mas íntimos, más puros.

Practica algún deporte. El peso de la cabeza es muy grande y tiene que ser contrabalanceado con algo. Además te vas a sentir bien dispuesto, más animado, más joven. Encara tus obligaciones con satisfacción. Es maravilloso disfrutar lo que haces y que encamine al bienestar de todos los sentidos y facultades. 

Pon amor en todo lo que está a tu alcance. Cuando te propongas hacer algo, hazlo. No dejes escapar las oportunidades que la vida te ofrece, ellas no vuelven. No eres tú que está pasando, son las oportunidades que dejaste ir. Ninguna barrera es infranqueable si estás dispuesto a luchar contra ella. Si tus propósitos son positivos, nada podrá detenerlos.

No dejes que tus problemas se acumulen, resuelve cada uno  lo antes posible. Habla, conversa, explica, discute, perdona. Lo que mata es el silencio, el rencor, el remordimiento, el odio y el no ver la realidad con resiliencia. Exterioriza todo, deja que las personas sepan que las estimas, las amas, que las necesitas, y principalmente en familia.

Cultiva y alimenta tu interior y él hará que brote belleza en ti.

¡SÉ FELIZ!

ESTAR ES PERMANECER

SÉPTIMO

Un hombre, su caballo y su perro iban por una carretera. Cuando pasaban cerca de un árbol enorme cayó un rayo y los tres murieron fulminados.
El hombre no se dio cuenta que había abandonado este mundo, y prosiguió su camino con sus dos animales.

Colina arriba, la carretera era muy larga. El sol intenso y ellos transpirados y sedientos. 

En una curva del camino vieron un magnifico portal de mármol, que conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro.

El caminante se dirigió al hombre que custodiaba la entrada y...

– Buen día.
Estar y permanecer

– Buen día. Respondió el guardián.

– ¿Cómo se llama este lugar tan bonito?

– El Cielo.

– ¡Qué bien que hayamos llegado al Cielo, porque estamos sedientos!

– Usted puede entrar y beber tanta agua como quiera. Y el guardián señaló la fuente.

– Pero mi caballo y mi perro también tienen sed…

– Lo siento mucho, dijo el guardián, aquí no se permite la entrada a los animales.

El hombre se levantó con gran disgusto, puesto que tenía muchísima sed, pero no pensaba beber solo. Dio las gracias al guardián y siguió adelante.

Después de caminar un buen rato cuesta arriba, ya exhaustos los tres, llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada por una puerta vieja que daba a un camino de tierra rodeado de árboles. 

A la sombra de uno de los árboles había un hombre echado, con la cabeza cubierta por un sombrero. Posiblemente dormía.

– Buen día, dijo el caminante.

El hombre respondió moviendo la cabeza.

– Tenemos mucha sed, mi caballo, mi perro y yo.

Hay una fuente entre aquellas rocas, dijo el hombre, indicando el lugar.

Podéis beber toda el agua como queráis.

El hombre, el caballo y el perro fueron a la fuente y calmaron su sed.

El caminante volvió atrás para dar las gracias al hombre.

Pueden volver cuantas veces quieran, respondió éste.

A propósito ¿Cómo se llama este lugar?, preguntó el hombre.

CIELO, respondió el hombre.

¿El Cielo? ¡Pero si el guardián del portal de mármol me ha dicho que aquello era el Cielo!

Aquello no era el Cielo. Era el Infierno.

El caminante quedó perplejo.

¡Deberían prohibir que utilicen su nombre! ¡Esta información falsa trae consigo confusiones! advirtió el hombre.

¡De ninguna manera!, increpó el hombre, En realidad, nos hacen un gran favor, porque allí se quedan todos los que son capaces de abandonar a sus mejores amigos…

CONTINUAR HASTA LOGRARLO

OCTAVO

Un hombre dormía en su cabaña cuando de 
repente una luz iluminó la habitación y
Siempre se puede
apareció Dios.

El Señor le dijo que tenía un trabajo para él y le enseñó una gran roca frente a la cabaña. Le explicó que debía empujar la piedra con todas sus fuerzas.

El hombre hizo lo que el Señor le pidió, día tras día. Por muchos años, desde que salía el sol hasta el ocaso, el hombre empujaba la fría piedra con todas sus fuerzas… y esta no se movía.

Todas las noches el hombre regresaba a su cabaña muy cansado y sintiendo que todos sus esfuerzos eran en vano. Como el hombre empezó a sentirse frustrado, en su mente empezó a tener pensamientos negativos y de queja, puesto que ha estado empujando esa roca por mucho tiempo, y no se ha movido.

Sintió que la tarea encomendada era imposible de realizar y que él era un fracasado. Estos pensamientos incrementaron su sentimiento de inutilidad y desilusión. En su mente continuaba diciéndose: por qué me esfuerzo todo el día en esta tarea imposible. Con un mínimo esfuerzo será suficiente.

El hombre pensó en poner en práctica esto pero antes decidió elevar una oración al Señor y confesar sus sentimientos: “Señor, he trabajado duro por mucho tiempo a tu servicio. He empleado toda mi fuerza para conseguir lo que me pediste, pero aún así, no he podido mover la roca ni un milímetro. ¿Qué pasa? ¿Por qué he fracasado?".

El Señor le respondió con compasión: Querido amigo, cuando te pedí que me sirvieras y tu aceptaste, te dije que tu tarea era empujar contra la roca con todas tus fuerzas, y lo has hecho. Nunca dije que esperaba que la movieras. Tu tarea era empujar.

Ahora vienes a mi sin fuerzas a decirme que has fracasado, pero ¿en realidad fracasaste? Mírate ahora, tus brazos están fuertes y musculosos, tu espalda fuerte y bronceada, tus manos callosas por la constante presión, tus piernas se han vuelto duras. A pesar de la adversidad has crecido mucho y tus habilidades ahora son mayores que las que tuviste alguna vez.

Cierto, no has movido la roca, pero tu misión era ser obediente y empujar para ejercitar tu fe en mi. Eso lo has conseguido. Ahora, querido amigo, yo moveré la roca.

En algunas ocasiones, al escuchar la Palabra de Dios, se quiere utilizar intelecto para descifrar su voluntad, cuando en realidad Dios solo pide obediencia y fe en él. Ejercitar la fe, es creer, por consiguiente, lograr lo inimaginable. Por lo tanto,

Cuando todo parezca ir mal… solo 
¡continua hasta lograr el propósito!
Cuando estés agotado por el trabajo… solo 
¡continua hasta lograr el propósito!
Cuando la gente no se comporte de la manera que te parece que debería… solo 
¡continua hasta lograr el propósito!
Cuando no tienes más dinero para pagar tus cuentas… solo
 ¡continua hasta lograr el propósito!
Cuando la gente simplemente no te comprende… solo 
¡continua hasta lograr el propósito!
Cuando te sientas agotado y sin fuerzas… solo 
¡continua hasta lograr el propósito!
Hay rocas imposibles de mover o de cambiar. Tal vez ESA no es nuestra misión.
Solo se trata  de 
¡continuar hasta lograr el propósito!

UNA VIDA, UNA HISTORIA, UN TESTIMONIO

NOVENO

Santo Domingo Savio, nació en Riva de Chieri (Italia) el 2 de abril de 1842. Era el mayor entre cinco hijos de Ángel Savio, un mecánico muy pobre, y de Brígida, una sencilla mujer que ayudaba a la economía familiar haciendo costuras para sus vecinas.

Domingo, significa el que está consagrado al Señor. Desde pequeño ayudaba como acólito en la Iglesia. Cuando llegaba al templo en la mañana, se quedaba allí de rodillas orando a Jesús Eucaristía, mientras llegaba el sacristán a abrir.

El día anterior a su primera confesión, pidió perdón a su mamá por los disgustos que había proporcionado con sus defectos infantiles. El día de su primera comunión redactó su propósito: "Prefiero morir antes que pecar".

A los 12 años se encontró por primera vez con San Juan Bosco y pidió que lo admitiera gratuitamente en el colegio que el santo tenía para niños pobres. Don Bosco para probar que tan buena memoria tenía, le dijo que se aprendiera un capítulo del libro. Poco tiempo después llegó Domingo Savio y le recitó de memoria todo aquel capítulo. Fue aceptado. Al recibir tan bella noticia le dijo a su gran educador: "Usted será el sastre. Yo seré el paño. Y haremos un buen traje de santidad para obsequiárselo a Nuestro Señor". Esto se cumplió admirablemente.

Un día le dijo a su santo confesor que cuando iba a bañarse a un pozo en especial, allá escuchaba malas conversaciones. El sacerdote le dijo que no podía volver a bañarse ahí. Domingo obedeció aunque esto le costaba un gran sacrificio, pues hacía mucho calor y en su casa no había baño de ducha. Y San Juan Bosco añade al narrar este hecho: "Si este jovencito hubiera seguido yendo a aquel sitio no habría llegado a ser santo". Pero la obediencia lo salvó.

Cierto día dos compañeros se desafiaron a pelear a pedradas. Domingo Savio procuró apaciguar los ánimos pero no fue posible. Entonces cuando los dos peleadores estaban listos para lanzarse las primeras piedras, Domingo se colocó en medio de los dos con un crucifijo en las manos y les dijo: "Antes de lanzarse las pedradas digan: "Jesús murió perdonando a los que lo crucificaron y yo quiero perdonar a los que me ofenden". Los dos enemigos se dieron la mano, hicieron las paces. Por muchos años recordaban con admiración este modo de obrar de Domingo.

Cada día Domingo iba a visitar al Santísimo Sacramento en el templo, y en la santa Misa después de comulgar se quedaba en éxtasis hablando con Nuestro Señor. Un día no fue a desayunar ni a almorzar, lo buscaron por toda la casa y lo encontraron en la iglesia. No se había dado cuenta que ya habían pasado varias horas. 

Por tres años se ganó el Premio del "Buen Compañero", por votación popular entre todos los 800 alumnos. Los compañeros se admiraban de verlo siempre tan alegre, tan amable, y tan servicial con todos. El repetía: "Nosotros demostramos la santidad, estando siempre alegres".

Con los mejores alumnos del colegio fundó una asociación llamada "Compañía de la Inmaculada" para animarse unos a otros a cumplir mejor sus deberes y a dedicarse con más fervor al apostolado. Dos años después, San Juan Bosco con 18 de sus estudiantes fundó la Comunidad Salesiana, 11 eran de la asociación fundada por Domingo Savio.

En un sueño - visión, supo que Inglaterra iba a dar pronto un gran paso hacia el catolicismo. Y esto sucedió varios años después al convertirse el futuro cardenal Newman y varios grandes hombres ingleses al catolicismo. Otro día supo por inspiración que debajo de una escalera en una casa lejana se estaba muriendo una persona y que necesitaba los últimos sacramentos. El sacerdote fue allá y ayudó a su bien morir.

Al corregir a un joven que decía malas palabras, el otro le dio un bofetón. Domingo se enrojeció y le dijo: "Te podía pegar yo también porque tengo más fuerza que tú. Pero te perdono, con tal que no vuelvas a decir lo que no conviene decir". El otro se corrigió y en adelante fue su amigo.


Un día hubo un grave desorden en clase. Domingo no participó en él, pero al llegar el profesor, los alumnos más indisciplinados le echaron la culpa de todo. El profesor lo regañó fuertemente y lo castigó. Domingo no dijo ni una verdad, el profesor le preguntó por qué no se había defendido y él respondió: "Es que Nuestro Señor tampoco se defendió cuando lo acusaron injustamente. Y además a los promotores del desorden los podían expulsar, porque ya han cometido faltas. En cambio a mí, como es la primera falta que me castigan, podía estar seguro de que no me expulsarían". Muchos años después el profesor y los alumnos recordaban todavía con admiración tanta fortaleza en un niño de salud tan débil.

La madre de San Juan Bosco, mamá Margarita, le decía un día a su hijo: "Entre tus alumnos tienes muchos que son maravillosamente buenos. Pero ninguno iguala en virtud y en santidad a Domingo Savio. Nadie tan alegre y tan piadoso como él, y ninguno tan dispuesto siempre a ayudar a todos y en todo".

San Juan Bosco era el santo de la alegría. Nadie lo veía triste jamás, aunque su salud era muy deficiente y sus problemas enormes. Pero un día los alumnos lo vieron extraordinariamente serio. ¿Qué pasaba? Era que se alejaba de su colegio el más amado y santo de todos sus alumnos: Domingo Savio. 

Los médicos habían dicho que estaba tosiendo demasiado, se encontraba demasiado débil para seguir estudiando, y tenía que irse por unas semanas a descansar en su pueblo. Cada mes, en el Retiro Mensual se rezaba un Padrenuestro por aquel que habría de morir primero. Domingo les dijo a los compañeros: "el Padrenuestro de este mes será por mí". Nadie se imaginaba que iba a ser así, y así fue. Cuando Domingo se despidió de su santo educador que en sólo tres años de bachillerato lo había llevado a tan grande santidad, los alumnos que lo rodeaban comentaban: "Miren, parece que Don Bosco va a llorar". - Casi que se podía repetir aquel día lo que la gente decía de Jesús y un amigo suyo: "¡Mirad, cómo lo amaba!".

Domingo Savio estaba preparado para partir a la eternidad. Los médicos y especialistas que San Juan Bosco contrató para que lo examinaran comentaban: "El alma de este muchacho tiene unos deseos tan grandes de irse a donde Dios, que el débil cuerpo ya no es capaz de contenerla más. Este jovencito muere de amor, de amor a Dios". Y así fue. El 9 de marzo de 1857, cuando estaba por cumplir los 15 años, y cursaba el 8º de bachillerato

Domingo, después de confesarse y comulgar y recibir la Unción de los enfermos, sintió que se iba hacia la eternidad. Llamó a su papá a que le rezara oraciones del devocionario junto a su cama (la mamá no se sintió con fuerzas de acompañarlo en su agonía y su fue a llorar a una habitación cercana). Y a eso de las 9 de la noche exclamó: "Papá, papá, qué cosas tan hermosas veo" y con una sonrisa angelical expiró dulcemente.

A los ocho días su papá sintió en sueños que Domingo se le aparecía para decirle muy contento que se había salvado. Y unos años después se le apareció a San Juan Bosco, rodeado de muchos jóvenes más que están en el cielo. Hermoso y lleno de alegría. Y dijo: "Lo que más me consoló a la hora de la muerte fue la presencia de la Santísima Virgen María. Recomiende a todos que oren a la Santísima Virgen y con gran fervor. Y diga a los jóvenes que los espero en el Paraíso".

"LA ESPERANZA Y LA ALEGRÍA DAN RESPUESTA AL DOLOR, es cuestión de resiliencia". Sandra Becerra

DÉCIMO

La vida es una constante prueba y el gran secreto de la paz y de la felicidad consiste, precisamente, en saber que nuestras tribulaciones e infortunios forman parte de nuestra experiencia vital y, sobre todo, que su aceptación plena los atenúa, y en ciertos casos, los hace innecesarios. 

Por ejemplo, el sentido del relato de Abraham, con razón ha sido considerado el padre de la fe. Abraham recibe seguramente la prueba más terrible de la historia: matar con su propia mano al hijo adorado; al hijo de la vejez y, de todas las promesas.

Si Abraham hubiera dudado, es posible que hubiera tenido que matar a Isaac. Pero Abraham acepta la prueba sin ninguna vacilación y -por lo mismo- ésta no es necesaria. Sin darnos cuenta, somos continuamente probados como Abraham. Si rechazamos los sufrimientos, éstos se acrecientan y nos acosan obstinadamente; si los aceptamos, en cambio, se atenúan o se desvanecen. 

Este es el milagro de la aceptación; del si a la vida de los grandes místicos, de la paciencia de Job y aun de la obediencia de Jesús en el Calvario. Es claro que esa aceptación requiere por lo general de un extremo coraje y valentía moral, pero puede también surgir de un modo silencioso y natural en quienes se entregan confiados en las manos de Dios.

Ahora, para un cristiano -que ama a Jesús en su corazón- existe otra perspectiva ante el dolor y ésta es la de compartir y coparticipar -como decía San Pablo- en el sufrimiento redentor de Cristo. En efecto, su muerte y su resurrección se proyectan sobre todos los hombres y los cristianos sabemos que en nuestros dolores estamos completando -en alguna medida- el Misterio del Gólgota- y colaborando en la redención del mundo. 

Juan Pablo II ha hablado, en este sentido, del Evangelio del sufrimiento señalando que, en el dolor humano, “hay una particular fuerza que acerca internamente al hombre a Cristo” y agrega que “el sufrimiento, más que cualquier otra cosa, abre el camino a la gracia que transforma a las almas”. Por tal razón, quien quiere ser un verdadero discípulo de Cristo debe levantar su propia cruz y asumir con valor, y aun con alegría, su tristeza y su dolor. 

En realidad, cada sufrimiento aceptado por amor a Jesús es una parte de su cruz que sostenemos; una pequeña porción del dolor humano que compartimos con El, y si pudiéramos percibir la gratitud de su mirada sentiríamos que el peso que nos agobia se atenúa y que también nuestra espalda es ancha y nuestra carga es ligera.

El Papa Francisco I, en una de sus homilías, señala "esto es lo que hacen la alegría y la esperanza juntas, en nuestra vida, cuando estamos en la tribulación, en problemas, cuando sufrimos. No es una anestesia. El dolor es dolor, pero vivido con alegría y esperanza te abre la puerta a la alegría de un fruto nuevo. 

Esta imagen del Señor nos debe ayudar tanto en las dificultades. Dificultades tantas veces desagradables, dificultades que hasta nos hacen dudar de nuestra fe… Pero con la alegría y la esperanza vamos adelante, pues después de la tempestad llega un hombre nuevo. Y Jesús nos dice que esta alegría, esta esperanza, es duradera, no pasa".

"En otras palabra, se trata de poner en práctica las virtudes cristianas, aquellas que nos hacen trascender, hacer frente a nuestra realidad y nos ayudan a vivir la interioridad. No se trata de sacrificarnos en el dolor, por el dolor o para el dolor, sino de dignificarnos a través de éste. Se trata, entonces, de hacerle frente con voluntad (esperanza) y alegría, esa que abraza y te hace sentir la presencia de quienes te aman, valoran y reconocen. Es vivir y poner en practica la resiliencia". Sandra Becerra 

¿En qué o en quién confías?

Sexto


Alan llevaba años preparándose para conquistar el Aconcagua, montaña ubicada en la provincia de Mendoza, en el oeste de Argentina. Solía soñar despierto en la travesía y alcanzar la gloria para sí mismo, por lo tanto, no subió con sus compañeros de entrenamiento. 

El día cero llegó, Alan empezó a subir la montaña, ya se hacía tarde, luego muy noche, sin embargo, decidió seguir escalando determinado a alcanzar la cima. La oscuridad lo alcanzó y no se preparó para acampar. Ya no podía ver nada en absoluto, invisibilidad total, la luna y las estrellas cubiertas por las nubes. 

Pese a la circunstancia, Alan, continuo subiendo por un acantilado, a sólo 100 metros de la cima, se resbalo y se desplomo por los aires… caía a una velocidad vertiginosa. Sólo podía ver manchas a medida que caía, cada vez más, su corazón se aceleraba y el miedo se apoderó de él.

Seguía cayendo… y en esos momentos de angustia, pasaron por su mente sus gratos y aquellos que eran una tortura para la vida. Creyó que moriría, de repente, sintió un tirón que casi lo parte en dos. Sí, había clavado estacas de seguridad con candados a una larguísima soga que lo amarraba de la cintura. No fue suficiente.

En esos momentos de quietud, suspendido por los aires, no le quedo más remedio que gritar:

– ¡Ayúdame Dios mío!

De repente, una voz grave y profunda contestó:

– ¿QUE QUIERES QUE HAGA?

– Sálvame Dios mío.

– ¿REALMENTE CREES QUE TE PUEDA SALVAR?

– Por supuesto, Señor.

– ENTONCES CORTA LA CUERDA QUE TE SOSTIENE.

Hubo un momento de silencio y quietud. El hombre se aferró más a la cuerda y reflexionó…

Cuenta el equipo de rescate, que al encontrar al alpinista, colgaba de una cuerda congelado, fallecido, agarrado con fuerza a la cuerda… a tan sólo dos metros del suelo.