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domingo, 23 de octubre de 2016

CONTINUAR HASTA LOGRARLO

OCTAVO

Un hombre dormía en su cabaña cuando de 
repente una luz iluminó la habitación y
Siempre se puede
apareció Dios.

El Señor le dijo que tenía un trabajo para él y le enseñó una gran roca frente a la cabaña. Le explicó que debía empujar la piedra con todas sus fuerzas.

El hombre hizo lo que el Señor le pidió, día tras día. Por muchos años, desde que salía el sol hasta el ocaso, el hombre empujaba la fría piedra con todas sus fuerzas… y esta no se movía.

Todas las noches el hombre regresaba a su cabaña muy cansado y sintiendo que todos sus esfuerzos eran en vano. Como el hombre empezó a sentirse frustrado, en su mente empezó a tener pensamientos negativos y de queja, puesto que ha estado empujando esa roca por mucho tiempo, y no se ha movido.

Sintió que la tarea encomendada era imposible de realizar y que él era un fracasado. Estos pensamientos incrementaron su sentimiento de inutilidad y desilusión. En su mente continuaba diciéndose: por qué me esfuerzo todo el día en esta tarea imposible. Con un mínimo esfuerzo será suficiente.

El hombre pensó en poner en práctica esto pero antes decidió elevar una oración al Señor y confesar sus sentimientos: “Señor, he trabajado duro por mucho tiempo a tu servicio. He empleado toda mi fuerza para conseguir lo que me pediste, pero aún así, no he podido mover la roca ni un milímetro. ¿Qué pasa? ¿Por qué he fracasado?".

El Señor le respondió con compasión: Querido amigo, cuando te pedí que me sirvieras y tu aceptaste, te dije que tu tarea era empujar contra la roca con todas tus fuerzas, y lo has hecho. Nunca dije que esperaba que la movieras. Tu tarea era empujar.

Ahora vienes a mi sin fuerzas a decirme que has fracasado, pero ¿en realidad fracasaste? Mírate ahora, tus brazos están fuertes y musculosos, tu espalda fuerte y bronceada, tus manos callosas por la constante presión, tus piernas se han vuelto duras. A pesar de la adversidad has crecido mucho y tus habilidades ahora son mayores que las que tuviste alguna vez.

Cierto, no has movido la roca, pero tu misión era ser obediente y empujar para ejercitar tu fe en mi. Eso lo has conseguido. Ahora, querido amigo, yo moveré la roca.

En algunas ocasiones, al escuchar la Palabra de Dios, se quiere utilizar intelecto para descifrar su voluntad, cuando en realidad Dios solo pide obediencia y fe en él. Ejercitar la fe, es creer, por consiguiente, lograr lo inimaginable. Por lo tanto,

Cuando todo parezca ir mal… solo 
¡continua hasta lograr el propósito!
Cuando estés agotado por el trabajo… solo 
¡continua hasta lograr el propósito!
Cuando la gente no se comporte de la manera que te parece que debería… solo 
¡continua hasta lograr el propósito!
Cuando no tienes más dinero para pagar tus cuentas… solo
 ¡continua hasta lograr el propósito!
Cuando la gente simplemente no te comprende… solo 
¡continua hasta lograr el propósito!
Cuando te sientas agotado y sin fuerzas… solo 
¡continua hasta lograr el propósito!
Hay rocas imposibles de mover o de cambiar. Tal vez ESA no es nuestra misión.
Solo se trata  de 
¡continuar hasta lograr el propósito!

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